"Sálvame" de la televisión.
Como todavía es verano, tengo la ocasión de poder llegar a casa antes y disfrutar de una buena siesta.
Yo también me pongo como tú la televisión para escuchar ruidillo de fondo. No sintonizo los documentales de la 2 (ni siquiera sé si todavía emiten alguno), lo que pongo es la cadena más odiada por todos los españoles pero que casualmente todos ven: Telecirco.

Y yo me pregunto... ¿qué hacen dos periodistas entre todos ellos?.¿?¿?¿?¿?¿?¿?
Como veis finalmente no llego a dormirme entre tanto grito y alboroto y mientras intento buscar el mando por el sofá, una extraña fuerza intenta no mover ni un sólo dedo de mis manos, me quedo ensimismada viendo tanta tontería, que en el fondo sé que lo es, y me acuerdo de todos aquellos que me dicen que no ven ese programa, que es basura, que no saben como algunas personas pueden ver eso, que los telespectadores son incultos, sin estima, perdidos...y entonces comienzo a sentir ansiedad y me grito a mi misma mientras intento alcanzar el mando, ¡Dios, yo soy uno de ellos! ¿ cómo he llegado hasta aquí?, ¿cómo soy incapaz de ver un bonito documental sobre la foca en La Patagonia?, ¿qué estoy haciendo con mi vida, tirándola por el retrete?... por fin encuentro el mando, mis dedos se acercan, cada vez más, noto presión en los dedos, mi mente quiere, lo voy a conseguir... y de repente en ese momento aparece Eduardo...
"Qué asco de gentuza, no sé como puedes ver esos programas... pero esa, esa ¿quién es?, ¿esa no es "la Aida" ?, ¡ a esa tenían que echarla por mala persona!, ¿y ese?, ese es gilipollas, pero qué se cree, qué pesado con el Nacho Polo... ¿y esa quién es?... ¡cariño, quita este programa que me pone nervioso, que es para gente ignorante!..."
Es el momento en que Eduardo igual que ha entrado por la puerta se va como si de un anuncio de 40 segundos se tratara.

PD: Ah que quede claro!, no me gustan estos programas, yo no los veo, son para gente ignorante, la televisión es basura, etc...menos mal que existe el canal de National Geographic, ¡estamos "salvados"!.
Yo también me he pasado la vida poniendo la tele de fondo, da ambientillo. Pero hace un tiempo, como ejercicio de conciencia, que no consciencia, comencé a ver esos documentales de la 2 y el 33 (aquí en BCN), al principio fue difícil, ya se sabe la fuerza de la inercia de las costumbres. Y he de reconocer que se está muchiiiiísimo mejor, no sin SALVAME sino sin TELECINCO. Pasas la tarde mucho más tranquilo, te relajas mucho más para ir a dormir y además ahora sé que hay varios tipos de rinocerontes, que los cocodrilos de América se llaman alligator o que los perrillos de la pradera tienen un curioso sistema de alerta de depredadores, jejeje. Pero la sinceridad de tu post me encanta.
ResponderEliminarYo veo a veces Sálvame y mucho NatGeo. Los documentales de NatGeo son buenísimos (y no me refiero a los de naturaleza en concreto) sino a los de guerra, construcciones, delincuencia, etc. Es televisión de calidad por la que, por desgracia, hay que pagar.
ResponderEliminarNo se puede pretender que Sálvame, ni ningún otro programa de Telecinco tenga calidad. A fin de cuentas es gratis. A veces engancha por el morbo, otras veces asquea y muchas aburre y sólo sirve como ruido de fondo, pero quien no paga no puede exigir.
Mientras sigamos teniendo el derecho a apagar la televisión, no veo muy fundadas las críticas a ese tipo de programas cuyo contenido, además, les sirve a muchos para socializar en bares, ascensores, etc.
Resumiendo: si tienes pasta te comes un chuletón argentino y si no vas al McDonalds (que aunque el sabor atrae sabes que luego pasa factura).
Yo también soy de los que solo ven las noticias y el futbol por la tele.Pero me he de confesar...también veo el Salvame, aunque sea indirectamente.Los viernes llego antes del trabajo y allí está mi madre viendolo.Y este verano ni te cuento..,todos los días.
ResponderEliminarAunque no me gusta he de confesar que engancha tanto morbo y puñalada trapera entre ellos.
No nos engañemos.Detrás de ese programa hay un gran equipo de especialistas que sabe vender un producto.
Aunque prefiero un chuletón a una hamburguesa hay que admitir que McDonalds sabe de su negocio.