Cosas de niños (Parte I)


Hoy he estado charlando con la madre de un compañero de mi hijo.

Cuando dos madres hablan el mundo se para, lo demás parece no importar. Entre risas y recuerdos hablabamos de las ocurrencias de los niños. Intentamos mortalizar momentos únicos en nuestras palabras. Esos momentos donde se demuestra la inoncencia de los niños, esa ternura que desprenden que soy incapaz de absorber en el momento.

Cuando ocurren estas vivencias geniales lamentas no haberlas grabado para porder verlas cada vez que quieras, o simplemente que estuviera alguien contigo para poder compartirlo.  Constantemente mis amigos  me dicen que todas esas pequeñas cosas debería plasmarlas en un papel para poder contárselo a mis hijos cuando sean mayores. Como alguna vez he escrito, mi blog es y será mi herramienta de recuerdo.

Me viene a la memoria cuando Edu tan sólo tenía 3 años. Es la edad de las preguntas, del por qué y de la imitación. Un día mientras preparaba la cena me dijo que ya sabía lo que quería ser de mayor. "¡Piloto de Carreras!" me dijo entusiasmado. No me sorprendió en absoluto ya que por entonces Fernando Alonso se proclamó campeón del mundo y lo teníamos hasta en la sopa. "¡Ah! que bien", le dije, "está muy bien ser el primero". Me miró y me dijo muy seriamente "no, yo no quiero ser el primero". "¿Ah no?, ¿y por qué?" le pregunté, y como de una respuesta de pequeño sabio, estudiada y analizada, seriamente me dijo "porque si no, no puedo adelantar". Entre asombro y risas le dije que tenía toda la razón, quién quiere ser el primero si lo tienes todo ganado: lo mejor es poder esforzarte, así el éxito sabe mejor.

De la inocencia de un niño aprendes, y de su razonamiento más. Con este tipo de observaciones te das cuenta de que los niños tienen otra perspectiva de su mundo visual, que todo tiene un porqué y que no dan por hecho, como nosotros, que las cosas son así porque sí.
Cuando Gaby tenía 1 año y apenas decía tres cosas, Edu, con 4, se acercó a mí y me dijo en voz baja para que su hermano no nos oyera : "mamá, creo que Gaby es inglés". "¿Cómo que inglés?", le pregunté, "sí, porque no le entiendo nada y a lo mejor cuando hable hablará inglés". Es genial, cómo Edu había razonado de ese modo: el idioma no se aprende, ya viene de serie.
Podría extenderme con estas pequeñas anécdotas, pero mejor dosificarlo porque si no sería demasiado largo... de vez en cuando añadiré un post con "cosas de niños"...

Son geniales ¿no creéis?.

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